Hay días en los que mi lado oscuro aflora con mucha facilidad y me siento débil como para contenerlo. Hay días en los que no sólo siento debilidad sino que además siento placer. Hay días en los que imploro para tener fuerzas y no jalar del gatillo pero a la vez me pregunto si sería capaz de gatillar y escapar dominado por la locura.